sábado, 21 de septiembre de 2013

El Guardián de los Pergaminos




El Guardián de los Pergaminos es un ser cósmico a cargo de los registros akáshicos de esta galaxia. Los registros akáshicos son el libro de la vida, el recuerdo divino de todo lo que acontece en la vida. Edgar Cayce, Taylor Caldwell y Mark y Elizabeth Clare Prophet están entre aquellos que fueron capaces de leer los registros akáshicos.

El Guardián de los Pergaminos cuenta con  la asistencia de muchos ángeles de grabación, por lo que se hace un registro de cada jota y tilde de la energía que pasa a través de nosotros, y lo que hacemos con ella.
Esto incluye nuestras acciones, así como todas las palabras, los pensamientos y sentimientos que nos permiten pasar a través de nosotros.
El Guardián de los Pergaminos mantiene una extensa biblioteca para que los Señores del Karma y otros maestros ascendidos puede revisar el registro de una corriente de vida en cualquier momento, sobre todo cuando esa corriente de vida para las nuevas peticiones oportunidades espirituales y donaciones adicionales y dispensas de la luz.

El guardián del Pergamino nos anima a usar la llama violeta y explica que por una  dispensación especial de la ley cósmica, aquellos que usan la llama violeta fielmente tienen una acción de borrado que tiene lugar en sus pergaminos con lo que su karma negativo se elimina casi tan pronto como se se crea (a menos que abusan del don y se niegan a hacer progresos.)
Se utiliza la Llama Violeta para borrar de su conciencia todo lo que ha leído sobre el registro de una persona que no estaba en armonía con la ley divina.

Al final de cada curso de la vida, cuando el alma pasa a la Junta Kármica, el guardián de los rollos o uno de sus asistentes, lee el acta de la corriente de vida.
Cuando una persona crea karma negativo tanto sobre un número de vidas que su oportunidad deben llegar a su fin, el Guardián de los Pergaminos lee ese registro ante la Corte del Fuego Sagrado para que el alma pasa a través de la segunda muerte.
Cuando un alma ha cumplido con los requisitos para la ascensión, el Guardián de los Pergaminos, junto con el Santo Cristo, lee todos los logros de esa persona en la celebración por servicios meritorios a la vida.
Luego, se coloca en el fuego sagrado de todos los registros de participación mortal que había atado el alma a la tierra por lo que sólo queda el registro de la perfección eterna.

El alma ascendida luego sale a evolucionar en el mundo celestial, en la plenitud de la imagen y semejanza de Dios.-



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