miércoles, 4 de septiembre de 2013

Un Ángel desde el Gran, Gran Silencio



 ¡Vengan conmigo benditos seres al Corazón del Verdadero Silencio... donde los tonos de Vida colman la atmósfera y nos rodean con sentimientos de Paz – esa vibración que nos permite ser plenamente UNO con el Infinito! Aquí en el sitial del trono de vuestro ser toda la belleza, toda la perfección los aguarda... en este depósito los todo penetrantes regalos del Supremo Origen son vuestros para dispensar a fin de beneficiar a toda vida. En este estado de conciencia están en libertad de elegir cualquier virtud que pueda expandir la Luz del Universo. (El significado dado por la conciencia humana a este estado del ser no es nada de lo que puedan, y quieran experimentar, cuando desean beber de la Copa del Silencio y dispensar esa radiación a toda vida.)

Con frecuentes visitas a la realidad uno pronto aprende que en la Unicidad del ser ellos pueden aceptar la actualidad del Divino Principio de Vida, y alimentar al hambriento, dar de beber al sediento... en otras palabras, enviar un regalo que pueda enriquecer las evoluciones de este planeta, tan necesario en esta importante hora.

Mi mensaje para ustedes es simple – bien digno de investigar. Vengan a conocer el éxtasis del ser del Iluminado Ser, y de vuestras hermanas y hermanos que viven y permanecen en este estado de conciencia en todo momento. El humilde deseo y propósito de mi visita a ustedes es elevar vuestra conciencia siempre más alto, a fin de que comiencen a conocer el significado del Gran, Gran Silencio (silencio de la conciencia humana), donde las bendiciones de la Melodía de las Esferas es una radiación obtenida por la mezcla del Tono Cósmico de vuestro ser individual, y viajar en ese canal de Luz por todas partes del universo al nivel que vuestra conciencia lo permita.

Ustedes han prometido vuestra lealtad para la redención de este bendito planeta Tierra y pueden hacerlo en una más grande capacidad cuando entiendan que deben también sublimar la personalidad externa—“¡dejen ir y PERMÍTANLE A DIOS”, amados!