miércoles, 11 de mayo de 2016

El Camino del Silencio


El requerimiento de la hora es que sean concebidos algunos medios para que fundamentalmente podamos aquietarnos, pero debemos también estar en suficiente comando de las energías de nuestro propio mundo, para silenciar las intensas pulsaciones en nuestras auras, que frecuentemente crean desequilibrio en nuestras vidas. Luego esto nos permitirá a través de nuestro cuerpo mental, crear concientemente un perfecto vehículo para recibir las divinas ideas de la Universal Presencia.
Nuestro mundo emocional debe volverse nuestro servidor, no nuestro maestro. Debemos permitir a la Presencia de Dios interior suficiente control así que cuando verbal o silenciosamente digamos: “Paz, aquiétate”, las energías de nuestro cuerpo emocional se vuelvan el grial a través del cual los regalos de nuestro Cuerpo Causal, que es todo el bien de Dios que hemos adquirido en ilimitados tiempos de vida,  pueda ser dirigido hacia los mundos de aquellos en aflicción, llevando armonía, sanación, iluminación, paz o lo que fuere requerido dar.
La gran impresión de concentrada energía en el cuerpo etérico debe ser purificada de modo que, habitando en la Sagrada Presencia de Dios dentro de nuestros corazones, nunca más aceptemos las muchas voces, los etéricos rumores de centurias pasadas; las medias verdades, intrincados conceptos y presiones desde las masas, que podrían exaltar nuestro verdadero ser si se lo permitiéramos. 

Ese cuerpo etérico debe ser purificado de todas las actividades negativas que podrían descarriarnos del sendero de humildad. 
Sepan que allí pueden ser resucitados y enviados a nuestro comando a la Divina Memoria, incluyendo todos los magníficos poderes y logros que manejamos como Espíritus Guardianes; todas las memorias de nuestras actividades internas en las Siete Esferas, y el total recuerdo de nuestro contacto personal con los Maestros mientras nuestros cuerpos duermen en la noche.
¡Sólo aquellos que han aprendido el camino del Silencio; sólo aquellos que han aprendido maestría sobre la energía que fluye en tan magnificente opulencia desde el corazón de la Primera Causa dentro de vuestros vehículos; sólo aquellos que se han vuelto conductores de los regalos de Dios dentro del mundo externo, han verdaderamente aprendido el camino del Silencio!
Nosotros que profesamos una profunda devoción a Dios, que aceptamos y ejemplificamos el sentimiento de reverencia por la vida misma y el sentimiento de humildad en el uso de la energía de vida, ¡hemos llegado lejos! Nosotros, que comenzamos a diario entregando nuestro pequeño ser, arrodillándonos ante el Divino Origen, concientemente preguntando qué propósito y designio elige Dios para manifestar a través nuestro cada día. 
¡Nosotros que caminamos sobre este sendero espiritual, tarde o temprano, de acuerdo con nuestra capacidad de renunciar al control de nuestra energía a la Presencia de Dios, sabremos nuestra razón de ser, y la magnificente Luz de nuestra Presencia surgirá a través del mar de nuestras emociones en nuestros mundos de sentimientos, transformando las condiciones a nuestro alrededor, trayendo instantánea armonía, sanación, maestría y bienestar para el universo!
El uso de la energía de vida, el propósito por el cual fuimos creados y hemos sido sostenidos por millones de años, es la primordial búsqueda de cada sincera conciencia individual. El uso de los regalos y talentos que hemos nutrido a través de nuestra historia, el uso de momentums que hemos ganado, el uso de la sagrada sustancia que nos ha sido prestada, ¡todo podría ser usado en la inexorable búsqueda de nuestro divino ser!
¡Luego el intelecto no nos dirigirá por más tiempo, sino la Presencia de Dios que ha magnetizado nuestra energía de vida y nos ha sostenido para que un día podamos tener propia conciencia inteligente, usando esta fuerza de vida para expandir los límites del Reino de nuestro Dios Madre-Padre! ¡Amados, nuestra energía, vibración y conciencia son los conductores que llevarán divina paz, amor y perfección, o discordia y desarmonía dentro del mundo de la forma! La elección a hacer es verdaderamente nuestra.