viernes, 10 de diciembre de 2010

La Catedral de la Naturaleza de Kuthumi en Cachemira





En el corazón de las suaves colinas de Cachemira al norte de India, el gran Señor Maitreya y su alumno, Kuthumi, atraen a su alrededor aquellos chelas y estudiantes que están particularmente interesados en convertirse en maestros de hombres. Aquí, bajo la bóveda del cielo, los Maestros de la Túnica Dorada abren Sus corazones a los alumnos que han respondido al tirón magnético del Amor Divino, y quienes escogieron abanicar el fuego de la Luz de sus propios corazones en la presencia de los Grandes Seres, cuyo particular cargo y servicio a la Vida consiste en preparar la conciencia de corrientes de vida dedicadas a llevar la palabra de Dios — Su naturaleza y Su propósito— a los Hijos de la Tierra.

Sea bajo la luz del sol o de la dulce radiación de la luna, los escogidos valles de Cachemira con sus alfombras verde esmeralda, tachonadas con las bellas flores de Oriente, se prestan a la dulzura que es la naturaleza encarnada del Señor Maitreya y su amado Kuthumi, al tiempo que Ellos intensifican el sentimiento y la sustancia de la naturaleza del Cristo Cósmico, y transmiten esa naturaleza a los aspirantes, quienes ingieren todas sus palabras con reverencia y gratitud. A lo largo del ciclo de veinticuatro horas, Hermanos de la Túnica Dorada, autorizados por el Señor Maitreya, están presentes, y desde todas partes de mundo vienen —en sus cuerpos internos— corrientes de vida interesadas en educación, en cualquier fase de la enseñanza —tanto religiosa como secular—, y en la sabiduría de los Hermanos, cada uno de tales aspirantes es incorporado a un grupo en que sus propios intereses particulares se están considerando y desarrollando por uno de los Seres Iluminados -—quien ha ascendido por la escalera de la evolución sobre el mismo Rayo que el alumno que tiene a su cargo.

Hay círculos de figuras vestidas con túnicas doradas sentadas alrededor de santos de evolución oriental; hay otros escuchando a los videntes, poetas y santos de toda raza y clima. Chelas avanzados, así como también Maestros, se ofrecen para contribuir al desarrollo de la conciencia de quienes han solicitado ante el Trono de Dios, la iluminación de sus conciencias externas en cuanto a la Voluntad Divina, según se expresa a través del Segundo Rayo.
La humanidad, cuando pone su cuerpo físico a dormir, es siempre atraída hacia el foco central que ha conformado la vibración de su conciencia de vigilia durante el día. Así, no es difícil entender cómo las almas de los hombres son magnetizadas por estos centros espirituales cuando el corazón, la mente y los sentimientos desean tan fervorosamente encontrar Verdad y Comprensión —aún al tiempo que el ser externo se encuentra ocupado en las aparentemente mundanas faenas de "ganarse la vida". Aunque estos maestros de ángeles y hombres siguen esta ruta espiritual durante todo el año, la intensificación del poder magnético del Cristo Cósmico hará posible que muchos otros visiten estos Concejos, al estar la atención de la Hermandad y de la humanidad atraída hacia las colinas y valles de Cachemira, y hacía sus ilustres Guardianes durante el período de treinta días en que el Maestro Kuthumi se convierte en anfitrión para el mundo.Con el regreso del gran señor Buddha, gurú del Señor Maitreya —quien también es un Hermano de la Túnica Dorada— la intensificación de la presencia iluminadora a través de todos los que se sintonicen con estos grandes Concilios, será una bendición más allá de descripción posible.

Una vez en cada período de doce meses, el mismo Señor Buddha, el Señor Maitreya o Kuthumi impartirán un discurso. En este momento, todos los círculos más pequeños, junto con sus gurús, se desbandan como unidades individuales y se unen a los pies de los Santos Seres, para recibir Su Amor, Su Luz y Su Bendición.

Que el Amor del Señor Buddha, la Sabiduría del Señor Maitreya y la Amabilidad de Kuthumi entre a los corazones, mentes y conciencias de los pastores de la raza, de los maestros de hombres y de las almas de nuestros amables lectores, y que habiten allí hasta que cada uno encare su propio Maestro Divino —el Ser Crístico— que está dentro del latido de su corazón, aprenda a reconocer Su voz, siga sus " soplos"  y de por sí, se convierta en acción tanto ahora como para toda la Eternidad.