jueves, 9 de diciembre de 2010

¿ Qué tipo de estudiante es usted?




Hay diferentes tipos de estudiantes de los Maestros Ascendidos, hay estudiantes tipo "El Secreto" y hay estudiantes tipo "Abraham". Los estudiantes tipo "El Secreto" son aquellos que solamente buscan a Dios para pedir, pedir y pedir, y creen que Dios es un gran centro comercial donde ellos pueden acceder a pedir todas las cosas que necesitan para pasarla bien desde la conciencia del ego humano.
Aquellos que creen en la Ley de Atracción, la cual en realidad existe pero ha sido pervertida en su verdadera esencia, creen que pueden pedir y desear cosas en sus mundos sin preocuparse si esas cosas que desean o si esas cosas que están atrayendo son en verdad la voluntad de Dios para cada uno de ellos. Este tipo de estudiantes tiene unos cimientos sumamente débiles en el sendero espiritual y retroceden a la primera prueba o al primer obstáculo en el camino.
Las enseñanzas de la Nueva Era han traído una versión distorsionada de lo que es la voluntad de Dios. Las personas creen saber mejor que Dios que lo mejor para ellos y desde la conciencia del ego piden infinidad de cosas, pero no están dispuestos a tratar de comprender, no están dispuestos a recibir la Dirección Divina de Dios para saber qué es realmente lo que necesitan para sus vidas.
Éste tipo de estudiantes son los falsos estudiantes de los Maestros, que en los senderos de la nueva era dicen seguir a El Morya, a Saint Germain o a Jesús, pero en verdad están siguiendo una imagen idólatra creada por ellos mismos, una imagen de los Maestros hecha a imagen y semejanza de su propio ego y de su mente carnal. No están dispuestos a ser recreados ellos mismos a imagen y semejanza de Dios, sino que crean un Dios a imagen y semejanza de sus propias expectativas y necesidades, un Dios facilista, un Dios que se adapte a los deseos más oscuros de su mente.
Esos falsos seguidores del camino deben apartarse de la senda de los Maestros y aceptar que están siguiendo al príncipe de este mundo, el cual se disfraza de ángel de luz (2 Corintios 11:14), y supuestamente entrega dictados y enseñanzas con el fin de engañar incluso a los elegidos.
El otro tipo de chelas que existe son los del tipo “Abraham”. Estos son aquellos que cuando Dios los llama le responden "Eme aquí!". Observen la diferencia, no están diciendo “Señor, necesito la lavadora, la nevera, la finca en Anapoima*” No!, están diciendo “Señor, eme aquí, ¿Qué quieres tú de mí?, ¿Qué necesitas de mí” y están dispuestos a inclinar la rodilla ante el Cristo, ante el Gurú eterno, el gran YO SOY y a ser instrumentos de la voluntad de Dios en la Tierra.
Ciertamente hay estudiantes de los Maestros que en su ignorancia y en su mente mortal creen que pueden negociar con Dios de acuerdo a unas cláusulas establecidas por ellos mismos en la arrogancia de su mente humana, y son aquellos que sirven para una causa justa, que apoyan a los mensajeros de los Maestros Ascendidos, pero que le están pidiendo a Dios que a cambio de ese servicio que están prestando Dios les tiene que otorgar unos beneficios de tipo material que cubran sus necesidades personales, y que llenen las expectativas de su propio ego. Ellos creen tener a un Dios a su medida. Sin embargo, Dios no está a la medida de los hombres, son los hombres y las mujeres los que deben encontrar la medida de Dios.
Hemos visto muchos de estos estudiantes a lo largo de la diferentes dispensaciones. Han aportado grandes cantidades de dinero para obras sociales y para la expansión de las diferentes dispensaciones de los Maestros. Pero lo han hecho buscando tesoros en la tierra y con base en un interés humano. No son como los dadores alegres de los que habló Jesús, No!. Son como los fariseos los cuales dan esperando a cambio un resultado inmediato, y ciertamente todo el que da recibe. El problema es si estás dispuesto a recibir de acuerdo a la voluntad de Dios, o quieres recibir de acuerdo a las expectativas de tu propio ego.
Pero cada vez que esto sucede Dios está dispuesto a demostrarles que no va a seguir los juegos de su propio ego, está dispuesto a demostrarles que no importa cuánto hayan aportado una causa, Dios no les va a quitar sus pruebas, que son las iniciaciones necesarias del sendero. Para Dios es más importante que pasen sus propias iniciaciones que cumplir las expectativas de cualquier persona.
Así que si crees que puedes negociar con Dios, si crees que puedes ponerle condiciones a Dios sobre lo que él debería o tendría que hacer en tu vida, por el hecho de que aportes a una causa justa, estás equivocado porque Dios no se presta para esos juegos del ego. Cuando haces un contrato con Dios las cláusulas del contrato son puestas por el Padre Divino y no por tu propio intelecto humano. Así que si quieres dar, hazlo sin expectativas, sin esperar nada a cambio porque sólo Dios que es el gran dador del universo sabe cuándo y dónde es el momento más apropiado para darte la justa retribución por lo que has dado en algún momento.