martes, 2 de agosto de 2011

Lo pequeño de la vida

Extracto del libro " Lecciones de la corona "
de Elizabeth y Mark Prophet



No queremos otra cosa de vosotros excepto un amor desinteresado, que podéis dar justo ahora si lo deseáis. ¡ Pensad en esto! Anhelamos veros disfrutar de la mismísima y hermosa libertad que tenemos. Cuando estuve encarnado como Francisco de Asís, llegué a darme cuenta a través del estudio de pájaros y animales, que mi poder de concentración, saturado como estaba del amor de Dios y de su amor en el hombre, me acercaría a una comprensión de la inteligencia de Dios actuando en la Naturaleza que yo había ignorado previamente . Muy a menudo más interesado en la búsqueda de placer que en el fervor religioso, no había estado consciente del gran amor de Dios y la alegría que ese amor podía traer, que superaba ampliamente cualquier fuente exterior.

Entonces, también mi contemplación previa del reino de la Naturaleza me había llevado a pensar en el cielo como un lugar alejado de la tierra.
Imaginad, si podéis, el júbilo de mi alma cuando descubrí que los encantadores árboles estaban dotados de seres espirituales, supervisores angelicales de gran talla y belleza cuyo poder guiaba el desarrollo de la forma molecular, el patrón, el lustre de la hoja, y las propiedades curativas intrínsecas. Sentí la resplandeciente energía (fuerza vital) extendiéndose desde estos centinelas silenciosos  a capturar el corazón- como lo hizo un majestuoso árbol deva que inspiró a Joyce Kilner a escribir el sincero poema “Árboles”. También hallé para mi asombro que las pequeñitas criaturas peludas del bosque tenían una inteligencia vital propia, reflejo del Creador; y comprendí cómo la vida en ellos reaccionaba ante la Vida en mí.
Oh, ¡el cielo no estaba alejado de mí! Porque percibí que todas las cosas visibles no eran sino el borde de la túnica del cielo. Al tocar simplemente el borde físico, ¡Yo era íntegro! ¿ Qué sucedería cuando tocara toda la vestidura? Anhelaba saber.
Entonces, para alcanzar esta meta trascendente, que firmemente creía poder lograr- ya que sabía en mi corazón que Dios lo había dispuesto-  llevé m i mente al sendero de la iluminación espiritual. Día tras día mi mente se purificaba silenciosamente a través del contacto con los reinos espirituales. Mi dedicación exclusiva a ese Sendero y mi contemplación de la santidad de toda Vida- y de la santidad de Dios que había creado todas las cosas, incluyendo al hombre para su deleite- fueron las claves para mi asimilación de esa santidad, que claramente parecían penetrar dentro mío y de todas las cosas que me rodeaban. 
Amados corazones, hay algo extraño a la realidad en la idea de Dios separado y alejado de su creación.  La afirmación de Dios como Todo- en –todo no es meramente una doctrina panteísta sino una verdad que no puede ser refutada.
Porque, si bien es verdad que la creación  se halla en Dios, también es verdad que Él está en su creación; pero es evidente que su amor, sabiduría y poder no pueden estar contenidos en ella. (“…Porque si ni los cielos, si ni los altísimos cielos pueden abarcarte, ¿cuánto menos esta casa que he construido? Dijo Salomón de antaño. ) Más aún, el hecho de que la Presencia de Dios, el individualizado YO SOY , supera ampliamente la creación personal del individuo ( y la creación macrocósmica también)es prueba del dominio con el cual Dios ha dotado tan  amorosamente a vuestro Ser Real, hecho a su imagen y semejanza.
A medida que mi alma se expandía con la luz que Dios derramaba dentro de mí, era exaltado una y otra vez por su gloria que se expresaba a través del reino de la Naturaleza.  Las criaturas del campo y el bosque aparentemente mudas entraron en unidad conmigo a través del amor Divino, y luego finalmente Yo, también, pude hablar su lenguaje, llamándolos “hermano”. ¡ Cuánto más deberían los hijos de la Luz amarse unos a otros y reverenciar las partes más pequeñas de la Vida !