martes, 14 de junio de 2011

El Dios Himalaya

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Esta es la primera vez que la Presencia de esta Entidad Luminosa es traída al conocimiento del mundo exterior. De Él es que reciben sus nombres los Montes Himalayas. Desde que éstos fueron conocidos han constituido una corriente de vida sagrada y manteni­da inflexible. Por esto, aquellas almas que entraron en su radiación fueron elevadas a la unión con la Forma Fulgu­rante de Él, de donde ellas han estado enviando sus Ra­yos de Actividad para bendición de la humanidad. De ello deriva el gran magnetismo del Tibet.



Así como el destino de la India y de América ha sido en­tretejido como dos lianas que reúnen el Árbol de la Vida, así de nuevo viene la ayuda radiante para fundir en armonía las mentes de manera que su progreso prosiga sin interrupción.
Hoy existen miles, que procedentes de la India, han reencarnado en América. Asimismo hay miles de america­nos renaciendo en la India para traer su mixtura y su proceso balanceador a ambas secciones de la Tierra.
Esta gran Entidad que te ha sido presentada después de muchas centurias en el Gran Silencio, da este paso hacia acá para ejercer el proceso consciente de  espíritu y manifesta­ción, ofreciéndote el cáliz de fuego líquido espiritual, derra­mándolo en los corazones de la humanidad para provocar en ella un deseo mayor de luz proveniente de la Gran Fuen­te de Luz «YO SOY» Dios en Acción en todas partes.
La entrada de esta Gran Presencia a la actividad humana se regará como un hilo de luz a través de todas las Américas; y expandiendo su Luminosa Presencia como un manto de nieve dorada que va cayendo suavemente será absorbida por las mentes humanas, la mayoría de las cuales no se da­rá cuenta, aunque algunas sentirán esa Presencia penetran­te interior.



Si aquellos que están bajo esta radiación continúan en un bello y armonioso progreso, será posible traerles a la atención ciertas actividades del fluido nervioso que apresu­rará sus maestrías sobre la forma exterior, lo que quiere de­cir, maestría sobre todas las condiciones que aparentan apri­sionarlos.



Debes estar alerta, lo mismo tus discípulos, para invertir todas las condiciones negativas que aparezcan a los sentidos. Para darte un ejemplo: si sientes frío, invierte la conciencia y asegúrate que eso no es cierto y que lo normal es la buena temperatura. Si sientes calor, inviértelo con la conciencia del frescor normal. Si estás exuberante de alegría por causa de una buena noticia, hay que decir: «PAZ, AQUIÉTATE». 


No conviene obligar la balanza alterando la Ley del Ritmo. De­creta la calma, el reposo y seguridad. El ideal en todas las comunicaciones de los sentidos es el moverse en la vía del medio, el equilibrio, conservando la tranquila maestría del «YO SOY». Esto permitirá el establecimiento de una co­rriente fluídica, continua, de energía e ideas creativas vi­niendo del corazón del Gran Sol Central, de donde viene este Gran Ser, el Dios Himalaya. Esto también te capacitará para recibir y usar inmensamente más de la radiante energía que Él emana. La razón por la cual te he atraído la atención sobre Él es para que puedas recibir en forma ilimitada esa energía. Además de la que extraes por tus esfuerzos cons­cientes.