miércoles, 19 de enero de 2011

Alice Bailey y su encuentro con Kuthumi

( Extracto )


El 30 de junio de 1895 tuve una experiencia y nunca he olvidado esa fecha. Durante meses había sufrido las desdichadas agonías de la adolescencia. La vida no valía la pena vivirla. Sólo veía desdichas y dificultades en todas partes. Tampoco había pedido venir al mundo, pero aquí estaba. Acababa de cumplir quince años. Nadie me quería; sabía que tenía un carácter odioso, y no me sorprendía que la vida fuera difícil. Tampoco tenía un porvenir por delante, excepto el matrimonio y la vida rutinaria de los de mi casta y clase. Odiaba a todos, con excepción de dos o tres personas, y sentía envidia de mi hermana, de su inteligencia y belleza. Se me había enseñado el cristianismo más estrecho y que la gente que no pensara como yo, no podría ser salvada.
Mi confusión era total. De pronto –encontrándome en el punto álgido de mi desdicha y en medio de mi dilema y duda— se me apareció uno de los Maestros de Sabiduría.
Cuando ocurrió eso y hasta muchos años después, no tuve la más remota idea de quién podía ser, y quedé totalmente atemorizada. Por eso nunca relaté mi experiencia a nadie, por temor a que se me clasificara como un "caso mental" que debía vigilarse y manejar con cuidado. Estaba en casa de mi tía Margaret de Kirkcudbridghtshire, en Castramont, y el ambiente en ese entonces no podía ser mejor.
Era un domingo por la mañana. Ese domingo, por alguna razón, no fui a la iglesia. El resto de la familia estaba ausente, y solo la servidumbre y yo quedamos en la casa. Me encontraba en la sala leyendo. De pronto se abrió la puerta y entró un hombre alto, vestido a la europea (con un traje de muy buen corte, según recuerdo) y un turbante que le cubría la cabeza; se sentó junto a mí. Quedé petrificada al ver el turbante y no atiné a decir palabra ni preguntar a qué venía. Entonces comenzó a hablar. Me dijo que yo debía realizar un trabajo en el mundo, y que ello implicaba cambiar considerablemente mi disposición, pues tenía que dejar de ser una criatura desagradable y obtener cierta medida de autocontrol. Mi futuro servicio para Él y para el mundo, dependía de cómo me manejara y de los cambios que llegara a efectuar. Me dijo que si podía lograr un verdadero autocontrol confiaría en mí, y agregó que yo viajaría por todo el mundo y visitaría muchos países "  para realizar el trabajo de mi Maestro"  .
Desde entonces esas palabras resuenan en mis oídos. Recalcó que todo dependía de mí y de lo que pudiera y quisiera hacer de inmediato. Agregó que estaría en contacto conmigo a intervalos, durante varios años.

Lord Koot Hoomi



La entrevista fue muy breve. No pronuncié una sola palabra, limitándome a escuchar, mientras Él hablaba con mucho énfasis. Habiendo dicho lo que tenía que decir, se levantó y salió de la habitación, deteniéndose en la puerta por un minuto, para dirigirme una mirada que recuerdo nítidamente hasta hoy. No supe qué pensar de lo ocurrido. Al recuperarme del sobresalto me sentí al principio atemorizada y creí que me estaba volviendo loca o que me había quedado dormida, soñando, entonces reaccioné y experimenté una plácida satisfacción, considerándome una Juana de Arco (mi heroína de esa época) que, como ella, había tenido visiones espirituales y había sido elegida para una gran obra. 
Llegué a la conclusión que quizás, después de todo, no era yo de la categoría de Juana de Arco, sino simplemente alguien que podía ser mejor de lo que había sido, que debía comenzar a controlar un carácter bastante violento. Comencé a hacerlo. Traté de no ser tan iracunda y a controlar mi lengua, y durante un tiempo me porté tan bien que mi familia se preocupó; creían que estaba enferma y casi me rogaron que reasumiera mis despliegues explosivos. Me había vuelto virtuosa, dulce y sentimental.
En 1915 descubrí quién era y que otras personas lo conocían. Desde entonces nuestras relaciones se han ido estrechando, al punto que hoy puedo entrar en contacto con Él a voluntad. Esta disposición de hacer contacto con un Maestro sólo es posible cuando un discípulo también está dispuesto a valerse únicamente de ello en momentos excepcionales y de verdadera emergencia para el servicio mundial.
Descubrí que el visitante era el Maestro K. H., Koot Hoomi. El Maestro K. H. es mi Maestro bienamado y real. He trabajado para Él desde los quince años, y soy ahora uno de los discípulos avanzados de Su grupo o (como se lo designa esotéricamente) de Su Ashrama.




 Nota: Alice Bailey, escritora inglesa y practicante de esoterismo, nació en Mánchester, Lancashire el 16 de junio de1880 y falleció en Nueva York el 15 de Diciembre de 1949.