miércoles, 20 de octubre de 2010

A quienes todo lo dan, todo les será dado.






Hay una gran ley contenida en las palabras: "a quienes todo lo dan, todo les será dado". Esto es verdad respecto al discípulo individual y al grupo de un Maestro. Muchos aspirantes al discipulado no conocen ni comprenden actualmente esta ley; tampoco se entregan plena ni libremente al trabajo de la Jerarquía, ni a quienes están necesitados. Mientras no lo hagan, limitarán su efectividad y cerrarán la puerta de la provisión, no sólo para sí mismos sino para el grupo servidor al cual están afiliados. Tal es la responsabilidad. La clave para la provisión es la inofensividad de la personalidad y la dedicación de todos los recursos individuales al servicio de los Grandes Seres, sin restricciones y con espontaneidad. Como discípulos, traten de vivir inofensivamente, en pensamiento, palabra y acción, y cuando material, emocional o temporalmente, nada se escatime y se aplique la fuerza física, y se donen los recursos con alegría, entonces el discípulo tendrá todo lo necesario para llevar a cabo el trabajo; esto atañe también a los grupos activos de servidores. Tal es la ley. Es innecesario decir que la perfección no es posible todavía, pero sí debe haber un mayor esfuerzo de los discípulos para dar y servir.

Por lo tanto, llegará infaliblemente el día en que, como individuos y como parte del grupo de un Maestro, subordinarán sus vidas personales a la necesidad de la humanidad y a la intención del Maestro. Entonces serán y no lucharán tanto por llegar a ser; darán y no combatirán constantemente la tendencia a no dar; olvidarán sus cuerpos físicos y no les prestarán tanta atención (y el resultado será mejor salud); pensarán y no vivirán tan profundamente en el mundo de los sentidos; antepondrán sensata e inteligentemente y como un procedimiento normal, el trabajo del Maestro y el servicio a los demás.
¿Cuál es ese trabajo? Constituir un grupo activo, inteligente y consagrado de servidores por el cual los planes jerárquicos puedan llevarse a cabo y constituir en el plano físico un foco de energía espiritual. Entonces podrá ser empleado por la Jerarquía para ayudar a toda la humanidad, particularmente en esta época de crisis. Los planes de la Jerarquía, así como encarnan la voluntad de Shamballa, pueden ser llevados a cabo y lo son; sin embargo, el proceso puede ser, en forma consciente o inconsciente, una respuesta masiva a la impresión. Entre los discípulos del mundo, la respuesta y consiguiente actividad es hecha en forma consciente, lo cual conduce a empresas inteligentes.
La tarea del Maestro consiste en evocar en sus discípulos tal profundo y consagrado amor, más la comprensión de la oportunidad actual, que desaparecerán de sus conciencias los aspectos personales de sus vidas, y su principal preocupación será: ¿Cuál debe ser mi servicio actual? ¿Cuáles son las cosas no esenciales de la vida, a las que no debo prestar atención?¿Cuál es la tarea que debo realizar? ¿A quiénes puedo ayudar? ¿A qué aspecto del trabajo del Maestro debo prestar máxima ayuda? Todos estos interrogantes deben ser contestados con equilibrio, inteligencia y sin fanatismo.