lunes, 8 de noviembre de 2010

Tu destino final


La meta de la Vida es  la Ascensión.


Imagínate a tí mismo con una apariencia de eterna juventud, ya sin tener que preocuparte más de la edad, la enfermedad o la mala salud. Han desaparecido todas tus arrugas y tu aspecto es el de un jóven y alegre adulto. Eres capáz de manifestar objetos físicos por medio del poder de tu voluntas. Viajas de un lugar a otro con solo pensarlo. Te apareces en distintos sitios a la vez. Estás unido con todos los seres del universo. Eres un Maestro Ascendido: un individuo que ha seguido con éxito un sendero de evolución espiritual, ha conseguido dominar tiempo y espacio y se ha unido a su Presencia YO SOY.
“¡He aquí, YO SOY el que está en todas partes en la conciencia de Dios!” dice el Maestro Ascendido Lanello.

El sendero espiritual conduce a la meta final consistente en la Ascensión. Al principio eramos uno con nuestra Presencia YO SOY en los reinos superiores del mundo celestial. Descendimos para un propósito y una misión, y se nos dotó de libre albedrío. A lo largo del viaje cometimos errores, olvidamos quiénes éramos y de donde veníamos. Pero poco a poco estamos trazando el camino de regreso a la reunión con Dios. La Ascensión es nuestro pasaje de vuelta al hogar: nuestra entrada al cielo para siempre.
La Ascensión es una aceleración espiritual de conciencia que tiene lugar al término natural de la última vida de una persona en la Tierra. Representa el momento, en la evolución del alma, en el que ésta alcanza la inmortalidad. Por medio de la Ascensión se funde con la Presencia YO SOY y retorna la Dios Padre/Madre, libre de las rondas de karma y reencarnación. El proceso de volver a la fuente ha sido reconocido por las principales religiones, aunque la terminología usada para describirlo pueda diferir.

La unión con el Santo Ser Crístico y con la Presencia YO SOY


A medida que prospera en el sendero espiritual, el buscador se acerca cada vez más a su Santo Ser Crístico. Mediante un incremento gradual de conciencia superior y autotrascendencia, podrá conseguir con el tiempo lo que se conoce como la unión con el Yo Crístico, la cual precede a la Ascensión, cuando el alma se une a la Presencia YO SOY. El proceso de unión se denomina el “Matrimonio Alquímico”, porque a través de él el buscador se convierte en uno con el Cristo. Dicho matrimonio significa que no hay separación entre el alma y el Santo Ser Crístico: los dos se han unido. Cuando ello ocurre, el estudiante camina por la Tierra como Ser Crístico o Ungido.

Tu Yo DivinoEn la Gráfica de tu Yo Divino justo en la cabeza del Cristo, hay una paloma que desciende de la Presencia YO SOY, y que representa la esencia del Amor, es decir, el Espíritu Santo, concediendo las gracias del Dios Padre/Madre al Yo Crístico. Cuando el alma se ha unido al Santo Ser Crístico es bautizado por el Espíritu Santo. En ese momento también se une a la conciencia crística universal.
Cuando el estudiante ha establecido ese vínculo con el Santo Ser Crístico, este deja de estar encima de él en conciencia, tal como aparece en la gráfica, y desciende a la materia ocupando su cuerpo. Cabe interpretar la gráfica como un diagrama cronológico de uno mismo: pasado, presente y futuro. Un día somos el yo inferior. En algún momento futuro nos convertimos en uno con nuestro Yo Crístico. Y, algún día, más adelante, nos encontraremos en los brazos de nuestra Presencia YO SOY a través del ritual de la Ascensión.
Estar fusionado con el Santo Ser Crístico le hace a uno ser libre para pensar, actuar y afrontar los desafíos diarios con la perspectiva del mediador divino. El Santo Ser Crístico nos dota con la capacidad de amar al prójimo de un modo más puro y completo. La vida en la Tierra llega a acercarse mucho más a la realidad divina. “Como es arriba, es abajo”. Los Maestros Ascendidos enseñan que, cuanto más nos acercamos a Dios, más claramente se define nuestra individualidad. Las cualidades y destrezas tan específicas que hacen a una persona única se han desarrollado a lo largo de muchas vidas. La unión con el Santo Ser Crístico permite manifestar con más plenitud la personalidad que se creó mediante el libre albedrío.