lunes, 28 de marzo de 2011

El reino de la Armonía



                           

Los saludo en el nombre de la Presencia de Armonía! 
Ha sido Mi alegría, Mi honor y Mi privilegio durante muchos años llevar el Control Maestro de Armonía doquiera que se me invoca, para asistir a esas amadas corrientes de vida que muestran interés en enseñar a los hombres, para convertirse en presencias armonizadoras por sí mismas, y por conducto suyo, el Control Maestro de todas las circunstancias.
Cada mensajero que alguna vez vino desde la corte de Sanat Kumara, tarde o temprano tuvo que ser el poder controlado mediante el cual, a través de ellos, la energía se canalizaba dentro de formas bellas y constructivas.
En tanto que este logro no sea tejido en las energías de la corriente de vida, los secretos y poderes del Fuego Sagrado que están contenidos en el Reino de la Armonía no podrán ser descargados a plenitud primero dentro de la conciencia receptiva del facilitador y, a través de él, ser impartidos a sus estudiantes. 
Es así como, en cierta medida, el maestro es responsable por la cantidad de Verdad y Comprensión que fluyen desde la Fuente Sempiterna, porque del control y maestría de su propia energía dependerá el alcance del Mensaje y de la Verdad que fluirán al interior de las corrientes de vida de los estudiantes en un movimiento en particular.
Dentro del corazón de esos grandes Retiros y Santuarios que salpican la superficie de este orbe, el más exquisito control balanceado de energía conforma el patrón para el diario vivir. 
Si alguno de ustedes fuera a entrar conscientemente, en sus cuerpos físicos, a alguno de tales sitios santos, su primera impresión sería una de exquisita paz y relajación. Esto explica el hecho de que aún en el mundo ortodoxo, se describe el Reino del Cielo como un sitio de abrumadora paz.
En Mi servicio a la vida, al representar (como lo hago) esta gran encarnación de Armonía Cósmica —a quien ustedes han llegado a conocer y amar como nuestro Señor Maitreya— se convierte en Mi jubilosa oportunidad, doquiera que se Me da entrada a la conciencia de algún devoto de la Verdad, recordarle al ser externo que la Armonía —al igual que la Misericordia, el Amor y la Compasión— NO es una cualidad negativa, sino una fuerza poderosa y positiva que pertenece únicamente a los fuertes, y que se cultiva mediante siglo tras siglo de auto-disciplina.
Se piensa, a menudo, que aquellos individuos que duermen en el letargo de la inercia están expresando y experimentando armonía... ¡pero nada puede estar más alejado de la Verdad
Todos los Mensajeros que son la paz encarnada no son sólo Maestros de la energía —que constituye su propio regalo que se les ha asignado desde la Fuente de Vida— sino que son los maestros constantes de agitado mar de emoción y fuerza mental aún de los cuerpos físicos de quienes están a su alrededor.
Todos nos sentamos con el gran MaháChohán y consideramos la oportunidad que se aproxima, cuando la atención tanto de los Iluminados como de los aspirantes estará enfocada sobre los grandes maestros —el Señor Gautama, el amado Señor Maitreya, los Hermanos de la Túnica Dorada y Mi humilde ser. 
El amado Mahá Chohán, al dirigirse a nosotros, nos sugirió que enfatizáramos el hecho de que todo aspecto de expresión en los Siete Rayos es armonía encarnada —trátese del fuerte empuje del Servicio Ordenado, en el que toda rueda encaja en su sitio apropiado... trátese de la armonía que resulta de toda comprensión... trátese de la armonía que está dentro de la belleza, de la armonía que yace dentro del alcance del balance científico de la Vida, o de la que hay en la gloria del culto y ceremonial de nuestro amado hermano Jesús... o de la perfección y armonía contenida en el Séptimo Rayo.

   

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