miércoles, 20 de junio de 2012

Mi relación con los ángeles

 Extracto del libro 
"Como trabajar con los ángeles " de  Elizabeth Clare Prophet


 Me encontraba un día practicando esquí acuático en el río Navesink (Nueva Jersey, EE.UU.) a los dieciocho años, cuando tuve una de mis primeras vivencias con los ángeles. El día se presentaba hermoso, así que decidí ir a la playa. De pronto me percaté de que había entrado en otra dimensión. Podía ver no miles, sino millones de ángeles. Percibí que eran mis amigos, hermanos y hermanas, compañeros espirituales. Asimismo, sentí un llamamiento que venía de Dios, y que se me mostraría el camino para llevarlo a cabo. Supe también que nunca estaría sola porque los ángeles siempre permanecerían a mi lado.
Esa visión me acompañó durante la etapa universitaria, época en la que perseguía un mayor contacto con los ángeles y otros seres de luz. En 1961 conocí a Mark Prophet, quien pasó a ser mi instructor y esposo. Él recibía revelaciones inspiradas por los ángeles y por otros seres espirituales, conocidos como maestros ascendidos. Comprendí que parte de mi vocación sería también recibir esas revelaciones, que se denominan dictados. Mark falleció en 1973 y yo, por mi parte, he proseguido su labor por medio de The Summit Lighthouse, la organización espiritual que fundó. Entre los dos hemos recibido miles de dictados, los cuales constituyen la fuente de las citas sobre ángeles y de muchas de las oraciones que figuran en este libro. Tras años de comulgar con los ángeles, he desarrollado una relación personal con ellos. Siempre están cerca, susurrando palabras de advertencia, de guía y de aliento. Me consta que el Arcángel Miguel y sus ángeles de la llama azul me han salvado y han salvado a mi familia de sufrir daños graves en multitud de ocasiones. Y los ángeles secretarios me ayudan a organizar el día. En las siguientes páginas aprenderás a desarrollar la relación o el contacto que tal vez ya tengas con ellos. Los ángeles desean formar parte de tu vida. Están listos para ayudarte a resolver problemas, ya sean grandes o pequeños, y para acercarte a tu Yo Superior, que es tu yo real o espiritual. Tan sólo sigue los pasos que se describen aquí y los ángeles se ocuparán de todo. Puede que no los veas dirigiéndose en masa a solucionar tus asuntos, pero sí verás los resultados en cuanto respondan, ¡a veces más rápido de lo que tardarás en pedirles ayuda!

Nota: Todos los relatos personales narrados en este libro son veraces. Sin embargo, a petición de algunas personas, se han utilizado nombres ficticios.

Un plan en diez pasos 

Todo el mundo ha oído historias sobre ángeles en las que hacen retroceder a individuos al borde de precipicios o en las vías del tren. Estos seres advierten sobre situaciones peligrosas y guían a quienes afrontan decisiones difíciles. Brindan consuelo, iluminación y curación. Mas, ¿cómo puedes conseguir que los ángeles te ayuden? Enseguida vas a aprender a relacionarte con ellos, de modo que en cuanto los llames ellos te respondan. Leerás casos de personas que se han valido de determinadas técnicas a fin de recibir orientación e inspiración de estos seres, así como relatos sobre ángeles que trabajan por ellas, haciéndose cargo de todo, desde aspectos cotidianos de la vida hasta curas milagrosas, pasando por rescates en autopistas. Tomemos como ejemplo el caso de Alex, quien perdió el control de su auto en una carretera cubierta de hielo. Mientras se deslizaba hacia un precipicio, llamó al Arcángel Miguel. Su vehículo regresó de inmediato al centro de la carretera, «casi como si lo hubiera empujado una mano». O el caso de Varlene, que recibió ayuda angélica tras quedarse en blanco durante un examen. Lo primero que debemos tener en cuenta es: ¿qué es un ángel y por qué motivo responde a nuestras oraciones? Los ángeles son a Dios lo que los rayos del sol, a éste. Dios los creó para que estuvieran a nuestro servicio y nos atendieran. Su razón de ser es contestar a nuestras oraciones. Aunque vivamos en el mundo material ellos constituyen el vínculo especial que nos une a Él. Además, cada uno de nosotros tiene en su interior un fragmento de Dios, una chispa divina, que le permite acudir a los ángeles en busca de ayuda, ¡y esperar resultados! Siempre y cuando lo que les pidas sea positivo y no perjudique a otras personas ni interfiera en tu plan divino, los ángeles responderán a tu petición. Y no sólo puedes solicitarles ayuda para ti, sino que también puedes dirigirlos, o incluso ordenarles que lleven a cabo tareas de mayor alcance, como detener la delincuencia o salvar a los niños de la violencia y las drogas. Los ángeles se hallan ciertamente a la espera de que les asignes tareas, pues hay una regla que rara vez incumplen: no intervienen en nuestra vida a menos que les pidamos que lo hagan. Tenlo en cuenta al estudiar este plan que te enseña en diez pasos cómo los ángeles trabajan para ti.

Haz un espacio en tu vida a los ángeles



Los ángeles viven en el mundo del Espíritu, es decir, en el cielo, y nosotros vivimos en el mundo de la materia. Ellos, por naturaleza, son atraídos hacia su hogar. Por tanto, si quieres que se sientan a gusto contigo, tienes que hacer que tu mundo —esto es, tus pensamientos, sentimientos y entorno— sea más parecido al suyo. Parafraseando la epístola de Santiago: «Acércate a los ángeles y ellos se acercarán a ti». Los ángeles se sienten cómodos con los pensamientos de paz y amor, no con la irritación y la agresividad. Tal vez te resulte difícil quitarte de la cabeza al conductor maleducado que te cortó el paso cuando regresabas a casa. Pero sí puedes liberarte de la irritación si empiezas por entablar relación con los ángeles unos minutos al día. Ante todo, mantente al margen de las distracciones. Apaga la radio y el televisor, vete a una habitación donde estés a solas o a tu lugar preferido en la naturaleza, dibuja un ángel en tu mente (te ayudará tener cerca una imagen de tu ángel favorito) y comulga con estos seres. Simplemente háblales de tus problemas. Hazlo como si estuvieras comunicándote con tu mejor amigo. Luego escucha. Mantente en silencio y aguarda los pensamientos que ellos te depositarán en la mente. Quizá desees utilizar alguna de las técnicas que este libro te ofrece a fin de aumentar el flujo de energía positiva de los ángeles. Al poco tiempo tu relación con estos seres se tornará una espiral ascendente: te ayudarán a sentirte más positivo, más positiva. Y eso te acercará más a ellos.

Reza en voz alta 
Los ángeles dan respuesta a numerosas oraciones en silencio o a intensos deseos del corazón. De hecho, no tienes que hablar para que te presten atención, sobre todo si te encuentras en un lugar donde resultaría inadecuado, cual sería una reunión de trabajo o el metro. De todos modos, obtendrás una respuesta más eficaz si les hablas en voz alta. Tu voz tiene poder: el poder de crear o de destruir. Dios se valió de él cuando dijo: «Hágase la luz». Al utilizar la facultad del habla puedes crear cambios en tu vida.
La oración hablada adopta diversas modalidades: canciones y alabanzas, con las que tradicionalmente se ha congregado a los ángeles; oraciones estructuradas, como el Padrenuestro; y oraciones sin una pauta, que consisten en expresar los anhelos más profundos del alma. Todas ellas pueden compaginarse con «decretos» y «fíats», los cuales constituyen nuevas formas de orar que aprenderás en este libro. Los decretos fomentan el trabajo conjunto de Dios y el hombre para generar cambios constructivos. Son oraciones habladas que te permiten dirigir la energía de Dios al mundo. Los fíats son afirmaciones cortas y enérgicas como «Arcángel Miguel, ¡ayúdame, ayúdame, ayúdame!», que resultan eficaces a la hora de atraer ayuda angélica. Pronuncia los decretos y fíats en voz alta con tono firme. Recítalos en tu casa ante el altar, de camino a la parada del autobús, en el auto, en las montañas y muy especialmente en caso de emergencia… ¡Y verás cómo se te abren las compuertas del cielo!

Utiliza el nombre de Dios 
Dios está dentro de ti. Así que, en cuanto utilizas esa energía que está en tu interior para dirigir a los ángeles, ellos pueden responderte con todo el poder del universo. Cuando Dios habló a Moisés desde la zarza que ardía, reveló tanto Su nombre —yo soy el que yo soy— como la verdadera naturaleza del hombre. Tú eres la zarza y el fuego es tu chispa divina, esto es, el fuego que Dios te ofrece por ser Su hijo o hija. Se trata del poder de crear en el nombre de Dios y de dar órdenes a los ángeles. 
Jesús utilizó el nombre de Dios cuando dijo: «yo soy la resurrección y la vida». Cada vez que pronuncias las palabras «yo soy…» en realidad estás afirmando «Dios en mí es…», y atraes con ello hacia ti lo que digas a continuación. Cuando dices «yo soy iluminación», estás afirmando que Dios en ti te está atrayendo más del atributo de la iluminación de cuanto posees. Muchos de los decretos y fíats que encontrarás en este libro emplean el nombre de Dios, yo soy el que yo soy. Pruébalo y experimenta cómo aumenta el poder de tus oraciones.

Recita tus oraciones y decretos cada día
Los ángeles siempre están a nuestra disposición. Pero nosotros no siempre sabemos cómo llegar a ellos. La mejor forma de estar seguros de que responderán cuando les llames es recorriendo con mucha frecuencia el camino que erijas desde tu corazón hasta el suyo a fuerza de comulgar con ellos a diario. Y la mejor manera de hacerlo es estableciendo una sesión diaria de oraciones. No tiene que ser larga: comenzar con cinco minutos basta.
Miguel, mecánico de oficio, afirma que los ángeles le ayudan en todo momento y que recitar decretos cada día le permite estar en su misma longitud de onda. «Estoy más en armonía con ellos», comenta. Cuando decreta diariamente sabe que estos seres contestarán al instante cada vez que pida ayuda. Dice que suelen mostrarle en menos de quince segundos las piezas que se le 
han perdido y también le ayudan a detectar problemas con los vehículos. Si rezas a diario, no sólo te ayudas a ti sino además a personas que ni siquiera conoces. Los ángeles buscan a individuos que invoquen con regularidad la luz de Dios a fin de que sean sus socios en la curación del planeta. En cuanto los encuentran, dirigen la luz a través de ellos para ayudar a quienes se hallan en situación de riesgo de contraer enfermedades, de ser víctimas de delitos graves o desastres naturales. Por ello tus oraciones diarias pueden ser muy determinantes.

Repite los decretos u y las oraciones
Las oraciones y los decretos son más eficaces cuando los repites. Muchos protestantes evitan recitar las oraciones más de una vez pues afirman que se trata de la vana repetición contra la que advirtió Jesús (Mateo 6:7). «Al fin y al cabo —cuestionan— ¿por qué habría de pedir una cosa a Dios más de una vez?» Los católicos y las iglesias ortodoxas orientales practican la repetición del Padrenuestro, el Avemaría y otras oraciones. Los místicos judíos repetían los nombres de Dios. 
A juicio de algunos místicos, la repetición es ciertamente orar «sin cesar» (1 Tesalonicenses 5:17). La razón por la cual es más eficaz repetir una oración es que cada vez que la recitas estás ofreciendo más energía en forma de luz a Dios y a los ángeles, quienes pueden utilizarla como semilla, a la vez que van añadiendo más energía mientras se ocupan de dar respuesta a tu petición. Así pues, escoge unas cuantas oraciones y decretos y recítalos cada día hasta que los ángeles respondan.

Envía tus oraciones a la dirección correcta
Si quieres que te arreglen las cañerías, llamas a un fontanero. Si lo que quieres es que alguien te rescate de un atracador, llamas a los ángeles de protección. Y si quieres mejorar una relación, entonces llamas a los ángeles del amor. Los ángeles están ocupados en distintos trabajos. Y se valen de energías de frecuencia variable (correspondiente a colores distintos) con el propósito de desarrollar sus labores. En las páginas siguientes vas a conocer a siete tipos de ángeles, así como a los siete arcángeles que los supervisan.
Además, vas a aprender a qué ángeles llamar según la tarea de que se trate. El concepto de siete arcángeles no es nuevo, como tampoco lo es asociar a los ángeles con colores o con fuego espiritual. Ya en el siglo iii a. c. en los escritos de los judíos se hablaba de siete arcángeles. Creían que éstos estaban rodeados de llamas espirituales y adoptaban colores diversos. Puedes establecer un contacto más cercano con ellos si llamas al arcángel cuyos ángeles están especializados en aquello que tú desees realizar.

Concreta

Los ángeles responden a tus llamados con precisión, y están orgullosos de que así sea. Cuanto más concreta sea la petición, más lo será la respuesta. Mientras vivas la vida en armonía con la Fuente universal y dediques tu energía a ayudar al prójimo, las huestes angélicas te ayudarán en los pormenores de la vida. Un ejemplo alentador es el de una mujer, durante la Segunda Guerra Mundial, que no tenía dinero pero se dirigió a Dios con una lista de la compra. Le pidió concretamente los artículos justos que necesitaba para alimentar a su familia ese fin de semana. A las pocas horas, un hombre llamó a su puerta llevando consigo una cesta que contenía todo lo que ella había pedido, incluidas la ternera, las patatas y la harina para hacer pasteles. 
Puedes aumentar el poder de tu oración manteniendo una clara imagen mental de lo que quieras ver realizado. Visualiza, además, una luz brillante alrededor del problema o situación. En ocasiones, concentrarte en una fotografía, como hizo Danette, puede también serte de ayuda. Seguidamente te ofrezco otro ejemplo de cómo funciona la visualización. Un grupo de estudiantes viajaba de vuelta a casa después de asistir a un seminario espiritual cuando el auto empezó a recalentarse. Puesto que ninguno de ellos tenía más dinero para gastar en reparaciones, decidieron pedir ayuda a los ángeles. «Cada vez que la aguja empezaba a subir indicando un incremento progresivo de la temperatura, llamaba enérgicamente a los ángeles», explica Kevin, el conductor. «Les pedí a los que iban en el auto conmigo que visualizaran nieve, frías corrientes cristalinas de la montaña y hielo en torno al motor. Acto seguido, la aguja bajaba al descender la temperatura.» El grupo llegó a casa a salvo, gracias a los ángeles, ¡y a una eficaz técnica de visualización! Por supuesto, es mejor compaginar la ayuda angélica con la profesional siempre que se pueda.

Esperate sorpresas
Cualquiera que haya pensado en los ángeles se habrá hecho esta pregunta: ¿Por qué responden a algunas oraciones y no a otras? ¿Por qué una persona reza durante diez años sin obtener lo que quiere, mientras que otra lo consigue de inmediato? ¿Por qué el fuego o las inundaciones destruyen algunas casas, al tiempo que otras permanecen intactas? No cabe duda de que los ángeles oyen todas nuestras plegarias. Una de las razones es que los ángeles responden a nuestras oraciones en función de los efectos acumulados de nuestras acciones del pasado, esto es, las buenas y las malas acciones que hemos realizado en ésta y en vidas anteriores, lo que también se conoce como karma. Los ángeles no son genios ni tampoco reyes magos. Deben guiarse por las reglas del karma. Cuando oramos y les ofrecemos nuestra devoción, a veces pueden eliminar los efectos del karma, pero a menudo tan sólo son capaces de reducirlos. Los ángeles escuchan todas tus oraciones. Mas para que lo que pides se conceda, deben cumplir tres requisitos:
1º) No interferir el plan de Dios para tu alma (o tu karma); 
2º) no perjudicar a ti ni a otra persona; 
3º) el momento ha de ser el adecuado. Podrías pasarte años rezando para que te tocase la lotería y no ganarla. Sin embargo, tal vez obtendrías algo que no esperabas, como por ejemplo un empleo mejor remunerado que podría llevarte por nuevos derroteros. Quizá los ángeles no habrían accedido a tu oración para ganar la lotería porque tu alma pudiera necesitar aprender la lección de tener que ganarse la vida. Pero sí habrían dado la mejor respuesta en tu caso.

Un plan en diez pasos
Si sigues los pasos que se indican en este libro y aun así no hallas la respuesta, puede que los ángeles estén tratando de decirte algo. Tal vez sea el momento de revisar tus plegarias e intentarlo de nuevo. Sigue orando y sé consciente de que los ángeles te brindarán la mejor respuesta que puedan según sean las necesidades de tu alma (Véase el apartado «Respuesta a un llamado» en la pág. 39). La respuesta siempre da frutos. Tan sólo has de saber adónde mirar.

Respuesta a un llamado

Cuando tenía dieciséis años, Lucy Krasowski tuvo el presentimiento de que moriría de forma violenta a los treinta, sensación que no la abandonó durante la adolescencia. A los veinticinco años, empezó a pedir a Dios que la liberase de esa muerte a la que se creía destinada. En el ínterin, había llegado a ser agente de policía en la ciudad de Montreal (Canadá). Si bien la violencia contra los agentes de policía es menos frecuente en Canadá que en los Estados Unidos, Lucy sintió que se hallaba en peligro y suplicó a Dios que la guiase en sus oraciones para pedir protección. Había oído decir que el Arcángel Miguel era el patrón de los agentes de policía, de manera que se puso a buscar oraciones dedicadas a él.
Tenía treinta años la primera vez que asistió a un grupo de estudio de Summit Lighthouse. Allí aprendió decretos y oraciones al Arcángel Miguel y también el fíat «Arcángel Miguel, ¡ayúdame, ayúdame, ayúdame!». Enseguida memorizó los decretos y comenzó a recitarlos de camino y de vuelta al trabajo, así como durante los descansos. «Estaba prácticamente en comunión constante [con los ángeles]», recuerda. El 22 de mayo de 1993 Lucy dio dos horas de decretos al Arcángel Miguel antes de acudir al trabajo a las ocho de la noche. Esa misma noche, ella y su compañero andaban buscando a un delincuente sospechoso. Se detuvieron junto a un hombre y le preguntaron si había visto algo. Éste les apuntó con una pistola de 9 mm. y les pidió que entregaran sus armas. Ambos vacilaron, momento que el individuo aprovechó para dispararles,
a Lucy en la cabeza, la cara y una pierna, y a su compañero, en la cabeza. Lucy abrió la puerta y se tiró al suelo, tratando de ponerse a salvo bajo el vehículo. «Arcángel Miguel, ¡ayúdame, ayúdame, ayúdame!», gritó. El llamado asustó al hombre, quien huyó al pensar que ella estaba pidiendo ayuda por radio, circunstancia que le dio a Lucy el tiempo necesario para hacerlo. (El delincuente fue posteriormente detenido y condenado.) Aunque Lucy sufrió graves heridas, las balas no tocaron la columna vertebral ni los principales vasos sanguíneos. «Probablemente le faltaron unos milímetros para que ocurriera una tragedia», afirmó el cirujano que la operó, el Dr. Philip Dahan. Ella atribuye al Arcángel Miguel tanto el error en los disparos como su pronta recuperación. En ningún momento sufrió conmoción y, de hecho, al cabo de dos días ya caminaba sin problemas. Diez días después abandonó el hospital. Su oído quedó deteriorado y algunos músculos faciales, paralizados. Sin embargo, hoy día su capacidad auditiva se encuentra a nivel de práctica normalidad. Opina que su recuperación fue «impresionante», sobre todo teniendo en cuenta que los médicos le dijeron en un principio que nunca volvería a oír con el oído derecho. ¿Por qué motivo el Arcángel Miguel no impidió que le dispararan? Ella cree que su karma —el efecto acumulado de sus acciones del pasado— no le permitió detener las balas. Pero piensa que las oraciones que hizo sí permitieron al arcángel desviarlas para que no la mataran. Aunque su karma la habría destinado a morir  a los treinta años, su determinación por vivir y su elección de orar le cambiaron el «destino». «Mi karma no puso freno a las balas, pero lo que el Arcángel Miguel hizo fue igual de bueno: me salvó la vida», comentó Lucy. «Dios no siempre responde a nuestras oraciones de la manera en que pretendemos que lo haga.»

Ángeles de protección
Color: Azul Arcángel: Miguel, «el que es como Dios» Hogar espiritual: Banff, cerca del lago Louise (Canadá) Lo que puedes pedirles: Dones espirituales Liberación de miedos y dudas sobre uno mismo, fortalecimiento de la fe, perfeccionamiento del alma. Ayuda práctica Protección contra peligros físicos y espirituales (cualquier situación, desde accidentes de tráfico o robos hasta agresiones psíquicas); exorcismo de demonios. Problemas mundiales Inspiración para los líderes, mejoras en los gobiernos.
Las escrituras hebrea, cristiana e islámica veneran por igual al Arcángel Miguel. La tradición mística judía le identifica como el Capitán de las Huestes del Señor, que se apareció a Josué antes de la batalla de Jericó; y también, como el ángel que guió a Israel por el desierto y salvó a los tres muchachos hebreos del horno en llamas de Nabucodonosor. El Arcángel Miguel y sus ángeles de protección responden mejor a tus llamados urgentes cuando les invocas a diario. Miles de personas han vivido milagros que a su parecer se produjeron gracias a la estrecha relación que mantenían con los ángeles de la llama azul. Me refiero a personas como Daniel, piloto de una aerolínea, que empezó a decretar a los ángeles de protección durante unos veinte minutos al día. En cierta ocasión, llevó a sus dos hijos a dar una vuelta en tractor cerca de su casa en las afueras de Dallas (Texas, ee.uu.) y sucedió que le cayó la rama de un árbol encima del cuello y la espalda, la cual, pese a hallarse ensangrentada, no le impidió arreglárselas para conducir ese cuarto de milla (unos 400 m.) de regreso a su casa. Más tarde era incapaz de recordar el recorrido, pero su hijo Christopher, de cuatro años, sí se acordaba: «Papá condujo el tractor hasta casa, pero un enorme ángel azul bajó y se sentó en la parte delantera del tractor», explicó. El ángel le dijo que su papá se pondría bien. Daniel se recuperó muy rápido sin tener que pasar por la mesa de operaciones, aunque el personal del hospital le comentó que tuvo suerte de no haber quedado tetrapléjico. Él, por su parte, cree que los decretos ayudaron al ángel a salvarle. (Véanse págs. 105 a 122 para oraciones y decretos a los ángeles.)

El Arcángel Miguel  en misión de rescate



Kelly y sus amigos, Wayne, Russell y Heather habían empezado a decretar a los ángeles tan sólo unas semanas antes de necesitar ayuda urgente. Los cuatro adolescentes se apretujaron en el pequeño sedán de Wayne y juntos recitaron el decreto de «protección de viaje» del Arcángel Miguel antes de partir para una excursión al campo. Justo después de salir de la autopista, estando en un paso elevado, un camión de dieciocho ruedas, totalmente cargado, se pasó un semáforo en rojo y se precipitó encima del auto. Lo arrastró bajo sus ruedas 500 pies (153 m.) antes de parar. Kelly iba sentada en el asiento trasero detrás del conductor, justo el lado donde impactó el camión. Quedó atrapada en el metal retorcido desde la punta de los pies hasta la mitad del pecho. Una de las ruedas del camión estaba justo encima de su cuerpo y no le permitía respirar. «¡Haz los llamados!», le gritó Heather, que también iba en el asiento trasero. Kelly no podía hablar, pero mandó una oración en silencio al Arcángel Miguel. Por extraño que parezca, Kelly asegura que al instante el camión se levantó unas pulgadas, dándole tiempo para liberar la parte superior del cuerpo, y luego se desplomó de nuevo con todo su peso. «De repente pude respirar», señala Kelly. Sus primeras palabras en voz alta fueron: «¡Gracias, Arcángel Miguel!». Durante las cerca de dos horas que llevó sacarla del amasijo de hierros, dice haber estado «totalmente tranquila», reconfortada por la presencia de Miguel y sus ángeles. Después de tres operaciones, sigue teniendo problemas de cadera pero como ella misma afirma «no es nada que no pueda sobrellevar». Wayne resultó ileso, mientras que Russell recibió un golpe en la cabeza y Heather se rompió un brazo. Kelly afirma saber que el Arcángel Miguel les salvó de la muerte o de lesiones duraderas.

Fíat
arcángel miguel, ¡ayúdame! ¡ayúdame! ¡ayúdame!



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