La visita de los tres reyes magos al niño Jesús se conmemora
tradicionalmente por la Iglesia en la Epifanía, que se celebra cada año el día
6 de enero.
“Epifanía” es una palabra griega que significa
“manifestación”. Así la Epifanía conmemora la primera manifestación de
Jesucristo a este mundo. La noche que precede la Epifanía se conoce como la
“noche de reyes” o “la duodécima noche” porque es la duodécima noche después de
la Navidad.
Los eruditos no están de acuerdo acerca de quiénes fueron
los reyes magos que visitaron a Jesús y de donde provenían. La palabra griega
que se usa en la Biblia para describir a los “hombres sabios” es “Magoi”, que
significa magos o sacerdotes versados en la astrología. En latín, la palabra es
“Magus”. Los Magos pueden haber sido miembros de una casta de sacerdotes de la
antigua Media y Persia. Algunos dicen que los Magos fueron un sacerdocio que
servía a varias religiones.
Otros dicen que los Magos eran zoroastrianos, hábiles
astrólogos y adeptos en profetizar e interpretar sueños. Se dice que usaron
estas habilidades para encontrar al niño Jesús. Los Magos afirmaban ser
mediadores entre Dios y el hombre.
Después del siglo tercero, se consideraba a los Magos que visitaron
a Jesús, reyes y no sacerdotes. La tradición de la Iglesia occidental dice que
Baltasar era un rey de Arabia, Melchor era un rey de Persia y Gaspar era un rey
de la India.
Los Maestros Ascendidos enseñan que los tres hombres sabios
eran corrientes de vida iluminados que siguieron a su propia “calmada vocecita
interior”, los impulsos de su Presencia Crística interna.
Esta sabiduría divina los llevo – a cada uno- desde sus
hogares cómodos y familiares en varias partes del oriente, a viajar solos a través
de muchos pasos montañosos peligrosos e infestados de bandidos y a través de
desiertos solitarios, hasta que todos llegaran al mismo lugar, al mismo tiempo.
El Morya, el Rey Melchor
Los Reyes Melchor, Baltasar y Gaspar no solo vinieron a
rendirle un homenaje amoroso a Jesús, quien iba a convertirse en “El Rey de la
Era de Piscis”, sino que también vinieron a dar ciertas radiaciones
espirituales que iban a bendecir a la Sagrada Familia, tanto en ese momento,
como más tarde.
El Morya, Kuthumi y Dwal Kul estuvieron encarnados como los
tres reyes. El Maestro Ascendido El Morya fue el rey Melchor quien llevo el
obsequio del oro a Jesús. El Maestro Ascendido Kuthumi fue el rey Baltasar
quien llevó el obsequio del incienso. Y el Maestro Ascendido Dwal Kul, también
conocido como el Maestro Tibetano, o el “Tibetano”, fue el rey Gaspar quien
llevó el obsequio de la mirra.
En un dictado dado en la Epifanía de 1980, El Morya impartió
algunos de los misterios más profundos de este evento. Este dictado del maestro
ascendido fue publicado en las Perlas de Sabiduría Vol. 23, No. 1.
La Fiesta de la Epifanía
¡Chelas de la Voluntad de Dios!
Os saludo en la Epifanía de la Luz- la Luz que se convirtió
en la Palabra y en la Palabra que se manifestó en el infante Mesías.
La aparición de los Reyes Magos destacada en el horizonte de
la era mesiánica fue la señal de la venida de la llama trina en él y en todos
quienes vendrían desde los confines del mundo para adorar a la Deidad que
habitaba corporalmente en el. Y el pequeñito, cuya estrella nos llevó al
santuario de la Deidad en el altar de su corazón, fue incluso entonces el gran
iniciador de nuestras almas.
Vinimos con devoción, con determinación, y con la luz nativa
de nuestra propia divinidad, la cual reflejaba la suya. Por medio de la luz de
Dios en nosotros, percibimos su luz. Y continúa siendo así. Y ninguna
manifestación- humana, elemental, o divina- puede percibir su amor a menos de
que sea dotada con ese amor.
Nuestra aparición, celebrada en la Cristiandad como la
Fiesta de la Epifanía, el 6 de enero, es la señal de que los reyes y sacerdotes
de las naciones de los gentiles, y aquellos modestos y humildes de corazón,
todos y cada uno que vienen a su nacimiento llevando los dones de la Trinidad,
muestras de devoción, determinación, y mucho más importante, de divinidad,
pueden ser recibidos por él a quien se le ha otorgado transferir la luz de la
filiación.
Mis amados chelas de la voluntad de Dios, entre aquellos
quienes aman al SEÑOR, muy pocos están dispuestos a hacer su voluntad y a
caminar en sus pasos. Y el sendero que se hizo tan evidente, desde las llanuras
de Belén hasta la colina de Betania, se ha convertido en algo inefectivo en la
vida de los niños pequeños.
Aquellos reyes y príncipes del mundo que no tenían luz en ellos
mismos, han venido a adorar, aunque ellos mismos no contenían la llama de la
adoración de Dios. Vinieron decididos a obtener su luz, aunque no tenían luz en
su interior para recibirá la de aquél. Vinieron con un sentido de su divinidad
personal que no era más que la prepotencia del ser inferior. No tenían una copa
para recibir la transferencia de su luz.
Han venido y se han ido mil veces. Vienen con las manos
vacías, y se van con las manos vacías. Pero la insensatez de todo esto es que
no lo saben. Y su ritual, tanto ciego como muerto, sin alterar a la Deidad ni
un ápice, ha engañado a los necios. Y el hilo delicado de la vida y la chispa,
tan tenue en las almas infantiles de la humanidad, no ha sido acelerada por
aquellos que no pudieron ser acelerados, porque no tenían vida en ellos mismos.
Este es el estado de cosas en la Cristiandad.
Mientras los altos cargos de los líderes ciegos de los
ciegos debaten por medio de que manifestación vino Él, como si pudieran
procurarse la salvación para ellos mismos y para las masas por medio de sus
argumentos concluyentes, los santos, guiados por su Espíritu Santo se reúnen
alrededor de aquellas almas de luz muy especiales quienes están ungidas para
mantener los fuegos del amor ardiendo en el corazón del Cuerpo de Dios.
Nos recibió entonces. El pequeño Cristo nos recibe ahora.
Nos miró a los ojos, restableció los vínculos antiguos de una
hermandad mucho más allá del momento de una aparición.
Sin embargo, la estrella arriba y la estrella abajo hicieron
la señal de la cruz,Y cruzamos las arenas del desierto llevando a nuestras
tierras nativas la luz para volver a encender a un mundo.
Nunca nos olvidaremos de su ojo penetrador.Nunca nos ha
dejado en todos estos siglos.
Vimos ese día El ojo de Dios sobre el mundo y en su rostro una
expresión como la de nuestro Padre, El Anciano de los Días.
Fue el reconocimiento eterno de los miembros de nuestras
bandas,y siempre somos uno a través de las arenas del tiempo y del espacio.
No hay compartimientos en el cielo o en la tierra que puedan
separarnos de la memoria de ese sol eterno que brilla entre nosotros,y en
nuestros corazones siempre resonando e l mantra, “Somos uno, somos uno”.
Mantuvimos el equilibrio para su vida. Sostuvimos la
estrella del oriente, la cual, en la plenitud de los ciclos del tiempo y del
espacio, él seguiría hasta los retiros de la Hermandad hasta Egipto, Persia, y
el santuario de la Madre del Mundo en la India. Allí vino a consagrar su vida
para la salvación de las razas raíces de las evoluciones de la tierra y a
recibir el manto de sus Manus.
Solamente Él es el eslabón que conecta al oriente y al
occidente.Su disposición a hacer la voluntad de Dios todavía es recordada por los
rishis y los santos.Y la fragancia del jazmín,de la flor de loto, y del
incienso le recuerdan a los devotos de la voluntad de Dios que procede de las
bandas estelares de huestes celestiales, Arrastrando luz y gloria, proclamando el
mantra y la historia de los bodhisattvas de la voluntad de Dios:¡He aquí, Yo he
venido a hacer Tu voluntad, O Dios!
En la plena conmemoración del Anciano de los Días y del
Cordero enviado a los ciento cuarenta y cuatro mil, venimos al corazón de cada
verdadero creyente de la Palabra y celebramos la Epifanía de Cristo. Ahora es
el Segundo Adviento y la hora de la aparición del Señor Nuestra Justicia en
vuestro corazón.
O chela de la voluntad de Dios, haz una pausa en tu oración
vespertina para recibirnos. Al mirar a nuestros ojos, acuérdate de que estamos
recordando la mirada del Niño Santo cuando nos recibió hace tanto tiempo.
Reconocemos el Gurú de vuestros corazones. Siempre somos
chelas del Gran Dios cuya Luz también viene a vosotros. Establecemos el ejemplo
de la devoción, la determinación, y la divinidad esencial. Cuidamos el altar de
vuestros corazones. Preparamos vuestras almas para Su venida. Con nosotros,
inclinaos ante su Presencia.
O Santo Ser Crístico, corriente pura y manifestación de Dios
para el amado, recibe ahora a los tuyos. Ayuda a expiar. Establece tu Palabra.
! He aquí, Él ha venido!
Y hazlos uno, así como nosotros somos el Tres en Uno- El
Morya con Kuthumi y Djwal Kul para Braham, Vishnu, y Shiva, en el pesebre
secreto de vuestro corazón.